Las intolerancias alimentarías presentan características diferentes a las alergias o la celiaquía, tanto por los métodos de diagnóstico cómo por el tiempo que se necesita para que los síntomas se manifiesten.
Las reacciones adversas a alimentos engloban cualquier respuesta anormal que se pueda atribuir a la ingestión, contacto o inhalación de un alimento o de un aditivo contenido en él.
La intolerancia alimentaria afecta al metabolismo, pero no al sistema inmunológico del cuerpo. Un buen ejemplo es la intolerancia a la lactosa, que se da en ciertas personas por la carencia de una enzima digestiva llamada lactasa, que descompone el azúcar de la leche y derivados lácteos.
La intolerancia alimentaria se produce cuando el cuerpo no puede digerir correctamente un alimento o uno de sus componentes. Mientras que las personas que tienen alergias alimentarias deben eliminar el alimento causante de su dieta, las personas que presentan una intolerancia pueden consumir pequeñas cantidades del alimento o del componente alimenticio sin que se den síntomas dependiendo del índice de intolerancia y de la cantidad ingerida. Excepto en el caso de personas que sean sensibles al gluten.
La intolerancia alimentaria se define como una reacción clínicamente anómala de un individuo tras el contacto con un alimento o una fracción de este, en la que no se ha demostrado mecanismo inmunológico.
Lorena Martínez.
Farmacéutica